martes, 3 de enero de 2017

Un hombre se acerca a una mujer... y la mira. 
Quisiera que de su boca saliesen besos, 
ese "te quiero" naciente desde la primera mirada. 
Pero solo se queda en la nada de mirar escondido 
y no poder agolpar un golpe de aliento. 
Y quisiera decir tantas cosas que suman un libro, 
un destino de poesía en cada hora,
y que las horas duren, más bien, días y días
y después se conviertan en años esas auroras.

La mirada se queda en nada, solo una caricia
de iris distante que la congoja se cobra
como se cobra el pasar ese minuto de ausencia
ese no encontrar al momento la palabra perfecta.
Ese no querer molestar, esa duda eterna
y esa vil voluntad de ser preso de nada.
aunque quiera decir tantas cosas con un palabra
y aunque quiera expresar al instante una esperanza
y que las horas duren, más bien, días y días...
y después se conviertan en años de vivir bajo auroras.

Esa mirada que huye por no decir nada
ese miedo al rechazo a la primera palabra
como se cobra el aliento escribir en invisibles
destellos de un corazón que late en silencio
Ese no querer enfrentar un simple rechazo
y ese faltar el valor que dura un segundo
Esa voluntad de haber muerto sin muerte
aunque quier decir tantas cosas con esa mirada
Esa mirada que escribe casi toda una vida
esa mirada que dura un instante y ya queda eterna
ese morir un amor por no decir nada.
ya no es timidez, es simple venganza.

Y ese segundo, tal vez, ya dura una vida
que se perdió en miradas incomprendidas.

DR. MGF.
REVIENTA POESÍA.

Suele pasar que los tímidos nos quedamos en poetas, mientras que los que no pierden el tiempo con la poesía... pues no son tan tímidos. Ahí a entender, que hay algunos muy listos.

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