jueves, 26 de mayo de 2016

Andar y/o caminar las sendas de las palabras,
ángeles primos de segundas intenciones
mas allá de miradas sombrías y encorsetadas
en realidades profundas como muertes eternas.
¿Quieren los pequeños dioses hacerse eco de nuestras nostalgias?
¿Quieren ser los amores de antaño los más perfectos?
Sondeo volcanes estrombolinianos que escupen piedras
mientras quienes hacen poesía no manan más que gases.
Los que nos tienen que guiar son tan torpes
que confunden las ojeras con zanahorias, zanahorias con hilos... hilos con cañas.
¿Quieren las profundas maravillas de la vida darnos todo?
¿Quieren las vitales circunstancias obligarnos?
¿Hemos de conocer la dicha y la desdicha, el amor y el odio
a la vez y en amalgama?
Somos ricos de riqueza inimaginable y a la vez tan míseros de miseria...
que quienes hacen poesía se olvidan la verdad en sus cuentos más sagrados:
Contar la verdad tan emperifollada, que sobran etiquetas.
Mostrar la voluntad tan tardía que le sobran envoltorios.
Diseccionar tanto el amor o el deseo que se tornan ambos en aborrecibles por redundantes y obscenos.
¿Quieren entender los profetas a su Dios o solo vociferarlo?
¿Quieren mostrarse quienes buscan hacer daño y hacer daño?
¿Quieren explotar los mártires en terroristas venganzas que no vengan a nadie pero matan?

Andar y/o caminar las sendas de las distancias,
niños nacidos de perversos corazones
más allá de sombrías nubes en tormentas desatadas
en granizos que matan flores en maldita descarga
¿Quieren los diablos mayores ser más miedo que el miedo?
¿Quieren las citas perfectas esperar un minuto?
Despierto en la noche y atravieso fantasmas
mientras quienes hacen poesía ya no manan nada.
Los que nos tienen que enseñar ya solo miran
en saber como hacernos más trampas
que estorban nuestras ganas de aprender día a día. Ponen zanahorias a nuestra esperanza.
¿Quieren los hijos del cielo dejar de mirarse el ombligo?
¿Quieren por un momento escuchar nuestras palabras?
¿O hemos de conocer al tiempo que solo somos espectadores de una farsa?
Somos campeones en nuestra soledad y perdedores de nuestras almas...que
quienes hacen poesía se olvidan de si mismos en sus rimas más cuidadas
y de nosotros, y de todo lo que no signifique una pequeña reverencia debida y obligada.
¿Quieren ser profetas los grandes poetas, o solo aparentarlo?
¿Quieren mostrarse quienes buscan hacer daño y hacer daño?
¿Quieren... aquellos que pueden, darnos a entender las bondades de su diario?

Ay, ¡Dios mío! Cuantos profetas se me han caído
en banales tonterías de discurso estrafalario...
que Satanás me respondería de tantos poetas
que vendieron sus almas encantados...

DR.MGF.
NUEVE.

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