jueves, 25 de diciembre de 2014

He abierto en canal mis intimos aposentos.
Mis intimas mordeduras a las cinturas
que poseen las flores marchitas de otros rellanos
ante la incoherencia de subsanar lo que por naturaleza, me otorgaron las meigas...
Placer, placer de ahondar en otros augurios,
en otros equidistantes momentos...en otras esfinges, en otras selvas.
Me falta ese algo que antepone los minutos a los efluvios, a la condensación de palabras que palpitan entremezclando sabores.
Mentiras arriesgadas. Hurtos del semblante.
El besamanos, perfume maquiavélico
de las hordas condenatorias de los convenios malheridos.
Entonces me desabroché veinte botones entre veinte maneras de condenar una proliferación de mansedumbre que como amante no estoy dispuesta a esclarecer entre los edificios conlindantes a mi eterna figura.
Quedarse muerta de frío entre la cintura, mientras arrodillada, sentaba las bases de doblegarme ante tu apetito.
¿Veinte botones?
Con un solo botón se desabrocha la inocencia.
Los otros diecinueve solo son pura lujuria y soberbia...
Pecados capitales donde los haya...
y los botones son pasos cerrados
para sentarse a la siniestra del diablo
cuando el juicio final llegue,
pues no habrá contricción para esos ojales,
no habrá propósito de enmienda a esos pasados.
Ya que hay pasados que no se enmiendan
poniendo botones en ojales desvirgados.
Más... ¿Que puedo decir yo que no se nada
de ministros de los cielos que ceden ante orgasmos?
¿Ante el primer botón desabrochado?
¿Cual es el cielo de los portavoces de dioses
que cambian de nombre pero no de pecados?
¿Quien, decidme quien, os dio esa orden
de alentar la muerte y el sufrimiento
la indignidad, la culpa, la pena
o el vivir en lamentos
de haber pecado por que Dios os lo ordena???
LITHIUM: -CARNE- Isabel Rezmo
DE LOS CAMINOS DE LA INSPIRACIÓN.
DR. MGF.
(Espero que con permiso)

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